Carina era una niña muy alegre y activa, capaz de pasar los más largos pasamanos del parque, saltar como conejo y correr por muchos minutos sin cansarse, pero su buen humor rápidamente se acabó, ya que del suelo nació lo que para ella fue su más grande decepción. 

 

Ella cambió a ser una niña triste, furiosa de la vida porque le arrebató lo que mas deseaba, estaba sola y apartada; pero un día recibió la visita de un ser en su ventana, una pequeña bola verde que en su cabeza tenía una flor en forma de corazón.

 

Este ser “Monstera” le enseñó la entrada de un mundo mágico donde podía hacer todo lo había soñado, sin limitaciones ni dolor, ella pudo volver a ser quien era, pero todo con una mala intención. Se adentraron cada vez más en este mundo de fantasía pero Carina se sentía cada vez peor, hasta el punto que de su cadera no soportaba el dolor. 

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Fue así que el ser pequeño y tierno creció cada vez que Carina empeoraba, hasta el punto que su tamaño le doblegara, fue así donde ella supo la verdad, que Monstera no era su amigo, era un ser que consumía su salud de un solo mordisco.

 

Pero ya era muy tarde, el no la dejaría escapar, ella estaba sin fuerzas para escapar, y el mundo bello de fantasía se transformó en uno de pura maldad. 

 

En el momento que sus ojos iba a cerrar recordó el valor que perdió, la esperanza que en esos momentos recobró y uso sus últimas fuerzas para derrotar a la gigante planta, corrió hacia él y arrancó sus raíces hasta el punto que su tamaño disminuyó, así Carina logro mantener controlada su decepción, ese ser que representaba su enfermedad día a día lo aceptó.